La tormenta ya pasó y mi camino se llenó de señales, mismas que pedí a gritos al alguien del cielo puesto que esta mortal es algo distraída. Llegó la calma con este paso, nunca hubo final más fácil para ambas partes.
Me siento relajada, hasta más bonita y más delgada, aunque para los demás no tenga nada que ver que esta manera de sentirme se relacione con este fin, yo estoy segura que se debe a eso. No podría reclamarle nada, ya que somos totalmente iguales, par de actores, con el mismo biociclo y signo zodiacal: ambos y en lugares separados no sentíamos similar: malhumorados, tristes, reflexivos, contentos, con energía o cansados, éramos espejos, sacando frustraciones el uno con en el otro, tratando de olvidar nuestras inquietudes uno con el otro.
Es mi segunda ruptura pacífica y acordada. Sinceramente no veo la necesidad de hablarnos o ser amigos. Pudimos haber sido iguales de carácter, pero no pudimos haber sido más contrarios en cuanto a gustos personales. Yo dulce/él salado, yo pan/él lechuga, yo comer/él ejercitarse, yo espontaneidad/él formalidad.
Aquí se rompió una taza a propósito y cada quien se va feliz a su casa. Because we believe in true love!
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