1.31.2014

Lo cotidiano

A 30 minutos de salir de trabajar mi compañera me susurra: "Gaby... quieres ir por unos drinks o casual en el kiosko del estacionamiento?".  Yo respondí con fervor que sí.

Fuimos al Oxxo y regresamos al kiosko, que es un lugar dónde los trabajadores acostumbran reunirse y convivir (conbeber con moderación).  Buen clima, chisme y carcajadas, golosinas...  qué buena vida.

De camino a casa recibí una llamada de mi novio,pero esperé hasta estacionarme para regresar la llamada. Mientras converso con él y guardo el Clamato en la bolsa, una camioneta entra a la cuadra, y disminuye la velocidad, se mete por el carril contrario y entro en estado de alerta.  El carro se aproxima más al mío y veo que la calle está oscura y nadie más afuera,se detiene frente a mi carro y le digo a mi novio asustada: "¡¡¡Un carro se acercó mucho a mi!!!!!", se baja la ventana de la camioneta y yo temblando entre la oscuridad reconozco el rostro, mi novio con el teléfono en la mano.

Lo miré con cara de odio por un minuto de ventana a ventana hasta que me dejó de palpitar agitadamente el corazón.

Coincidió que iba pasando por ahí cuando le dije que apenas me estaba estacionando. Por supuesto le dije que jamás me volviera a asustar porque no lo perdonaré. Como diría mi amiga de los drinks, "Se me abrió la cajuela."

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