11.04.2013

Last week

Jueves de la semana pasada.
Después de tener una semana comprobando a cada instante la ley de Murphy, el Jueves no me tuvo piedad.  Sentí como en menos de 5 minutos mis hombros y cuello se tensaron, mi corazón palpitaba. Ir, venir, correr, sentarse, llamar, mandar e-mails, pensar groserías y respiración agitada... espantosa combinación.

Eran las 3:30 de la tarde y rogaba a los cielos para que fueran las 5:30, para salir corriendo a casa. Así lo hice.

Manejé adolorida y en los altos me veía por el retrovisor, ojerosa y despeinada.

Llegué a casa, me puse la pijama y me me metí entre las cobijas.  Temblaba de stress, de frío, de calor, creo que hasta fiebre me dio. Dormí un poco pero desperté por una pesadilla, alguien me disparó, ¡Tanto era mi nivel de cansancio! No me importó, continué durmiendo.