7.29.2013

LAS golondrinas.

Después de sentirme inquieta por un año y desear un cambio laboral, lo hice llegar.  Hoy renuncié a mi querido Hospital, aproveché la hora de comida de mi nuevo trabajo y me fui "volando" a firmar la renuncia y por supuesto, recoger mi último cheque.  ¡No puedo creer en lo que me metí! El panorama se ve tan complicado, insisto que con un año de experiencia en este nuevo trabajo, me deberían dar un título de MBA  con especialidad en cadena de suministros.  Me he metido en un mundo hecho para hombres, pero no importa, lo que sea por salir adelante y no heredar el conformismo! 

Sinceramente nunca quise entrar a trabajar al Hospital, puesto que ya tenía empleo, pero por complacer a mi padre y trabajar en el lugar que me consiguió en una institución de gobierno, lo hice.  Por supuesto que no me arrepentí, puedo decir con seguridad que por un año yo amé a "mi" hospital, me encantaba estar ahí, y hasta quedarme más tiempo por el gran equipo de trabajo.  Luego empezó mi racha de querer variedad, de insatisfacción y entendí que entre más tiempo me quedará ahí, más dificil se me haría dejarlo, y la verdad, no me interesaba jubilarme de un lugar en el que los sueldos son muy bajos, no quería vivir la vida de mi padre... atenerme a una pensión que apenas se veía, no. 

Desde hace meses había enviado solicitudes pero no me llamaban, o estaba "sobrecalificada" porque lo que buscaba era un empleo de fines de semana de cualquier cosa.  Hasta de maestra de inglés apliqué, pero nada... Hasta que a la semana después de haber enviado mi última solicitud me llamaron. Todo  en el momento preciso, en el que quería darle a mi vida un giro, de pronto termino una relación sentimental, luego una relación laboral... Todo fluye con naturalidad, justo como me gusta, como me lo ha mostrado Dios siempre.

Hoy al ir a firmar mi renuncia, casualmente me encuentro a la persona que tenía que ver para despedirme y agradecerle haberme puesto en mi hermoso HMI (Hospital Materno Infantil), la Dip. Virginia Noriega, era lo único que me faltaba, y ahí estaba ella, no cabe duda que Diosito lo acomoda todo. Me despedí con nostalgia, me subí al carro y confieso que derramé alguna lágrima, pero todo cesó cuando encendí el stereo y la primera canción que escucho es mi himno, la canción de mi vida y la canción que me hace tener esperanza, creer en los sueños y en el amor. La canción del Corazón.


Tengo ya dos semanas en mi nuevo empleo y creo que es lo más difícil que he tenido que hacer en mi vida laboralmente, pero no me puedo quejar porque mi objetivo es aprender, crecer, desarrollarme intelectualmente, conocer el mundo real, trabajar de verdad, esforzarme y ser guerrera! ¡Pa`delante! ¡Para atrás ni para tomar impulso!

La gaviotilla se les fue!!!!



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