6.04.2012

memoria del 76 por el atlántico


Aquella mañana pasamos por ti en coche, deseaba tanto verte y tenerte a un ladito mío respirando tu perfume, pero la tremenda longitud de tus piernas lo impidieron… no cabían cómodamente en el asiento trasero donde yo estaba. Viajamos separados durante horas... ¡Qué tortura! 

Malévolos autos europeos y hombres de piernas largas.

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