2.16.2014

¿Desde cuando?

Recuerdo una vez a los 20 mientras esperaba en la fila para entrar al concierto de Alejandro Fernandez, se acercó un vendedor de flores a mi cita para intentar venderle una para mí. "Yo repliqué frente a él  con: a mi nunca me regales flores a mi regálame comida".  Después de eso me regaló un girasol gigantesco.  Esa frase la adopté  por años pero al pasar el tiempo, cambié mi opinión y me volví un poco cursi.  La verdad es que las flores me encantan, son tan bellas que de vez en cuando me compraba plantitas.

Pero el hecho de que nos gusten no es el detonante, es tal vez presunción hacia nuestro pares. En mi antiguo trabajo, mis compañeras recibían flores preciosas en San Valentín y la verdad me daba un poco de envidia. 

Estando en una nueva relación, no sabía que esperar, y la verdad es que estuve atendiendo una crisis laboral toda la mañana que no estuve pensando en que  sorpresa me depararía por la ocasión.
Sólo sé que me fascinó recibir flores, es un hermoso detalle. El novio queda bien con la novia y con los suegros y la novia se pone contenta porque no se quedó atrás con sus compañeritas...Claro! aparte de ser un gesto romántico.



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