Ha llegado la segunda mitad del año y puntualmente mi personalidad ciclotímica comienza a hacer estragos. Hoy me siento cansada, llena de preocupaciones, planes, miedos, ansiedad y tensión. A veces son buenos los cambios, pero como buena tauro y admiradora de la estabilidad, me cuesta tantísimo trabajo aceptarlos, y parece que lucho para que todo en mi mundo se mantenga igual, y en estos momentos... son tantas las cosas importantes e indispensables que están cambiando. Tal vez mi estrés es una manifestación del control que me gusta ejercer, claro! Cómo todo es incierto, la inseguridad me corroe.
No hay ninguna otra palabra que describa mejor lo que siento: miedo. Miedo a estar sola, miedo a extañar, a sufrir. Pero al recordar las ocasiones en las que se me presentaron oportunidades para propiciar un cambio, ninguna de ellas ha sido negativa.
Me gustaría ausentarme un tiempo socialmente, encerrarme en el trabajo, matarme trabajando para tener la solvencia económica que necesito para llevar a cabo mis planes, para olvidar, sanar y volver a soñar sin impedimentos.
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