El retrato de la bicicleta viajera recargada en las vías del
tren, las gotas de agua salada en tu rostro al salpicar el mar, las espigas
agitándose por el viento del norte y las pocas fotos de los países recorridos
junto con las de las chicas que enamoraste, perdidas como extras de película entre los grupos grandes de amigos. Todos esos
son recuerdos que me hacen escucharte, logro verte y sentir tu aroma por
instantes, el olor a rubio, a maíz dulce.
El numen de siempre.
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