Veo que
este es el primer post del año y más allá de querer invertir el tiempo en
buenos deseos quiero platicarles de mis vacaciones y confesar que aún no
asimilo la llegada del 2013. El 28 de
Diciembre me fui de vacaciones a la hermosa Playa del Carmen en Quintana Roo, con mi novio y su hermana, y tuvimos la suerte de que su otra hermana nos
diera asilo en su departamento, que en conjunto éramos como 12 inquilinos temporales de procedencia chicalense.
Lo mejor de
todo fue disfrutar del calorcito y la playa, tanto así que pasaron
desapercibidas las fiestas decembrinas ya que me parecía extraño asociar los árboles
de navidad con el calor y pasar la última y primera noche del año en la Playa
escuchando a David Guetta con ese juego de luces maravilloso.
Hace 2 años
que no me subía a un avión, ya tenía ganas de viajar y eso era un propósito que
había hecho con mi novio en enero del 2012 y me dio gusto cumplirlo aun después
de haber pasado por momentos críticos.
Y si me voy
a lo que publiqué hace casi 6 meses:
puedo decir que cumplí 8 de mis 10 objetivos,
me faltaron los relacionados con el ahorro y el desarrollo de mi
espiritualidad, que por cierto está muy descuidada.
El hecho de
que regresara directo a trabajar después de haber estado en el paraíso, trajo
sus consecuencias. Me sentí más
desubicada que antes, me movió un poco la curiosidad de irme de Mexicali y
empezar de nuevo en un territorio extraño, pero sé que no es el momento y
sinceramente es algo que me inquieta.
Porque una parte de mi me pide cambios y otra estabilidad, y es en esos
momentos cuando empiezo a crear caos en mi vida por andar experimentando.
Esta vez me
tomaré mi tiempo para enlistar mis propósitos aunque supuestamente ya los tenía
preparados desde noviembre. Lo que sí he notado en estos días es un remordimiento por ciertas acciones que espero empezar a cambiar, que si antes no me importaban ahora la conciencia se vuelve a presentar y confío en que propicie una mejor Gaby menos egoísta y mundana.
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