Ayer mi madre vino a la ciudad y hasta me quede a dormir con ella en casa de mi abuela y admito que me consintieron mucho. Fuimos de compras, hicimos pagos y disfrutamos tanto gastando los vales que me dieron en el trabajo porque no fui tan egoísta y decidí compartirlos con mi familia y aunque suene extraño, lo hice con gusto.
Esta mañana desperté de excelente humor, cambié la rutina un poco y salí contenta de la casa de mi abuela. Definitivamente comprobé que cuando estás de excelente humor ni un sólo mal conductor se atraviesa en tu camino, todo se vuelve fácil y todos son amables. ¡Quiero que la magia perdure!
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