Eres como el mueble empolvado recién cubierto de barniz. Brillas, pero aún sigues lleno de porquería.
Mentiras y encanto, inteligencia y torpeza a la vez, solo capricho tuyo, solo capricho mío, pero el berrinche duele, lastima el ego y algún sentimiento de minúscula proporción.
No eres nadie, no eres nada, pero uno que otro instante lo eres todo y lo puedes todo MENOS A MI.
No desconocía el hecho del espejismo y aún así he caminado hacia tu falso oasis. Aprendí que aguas turbias con aguas mansas no congenian por mucho tiempo, la primera siempre se aprovecha.
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